Bueno, este es un artículo para el colegio. Ignórenlo xD

Antes que nada, debería explicar qué es la autoconfianza. Considero que es la creencia que uno tiene de sus propias habilidades, o de su propio ser. Si tomara el término “confianza,” me gustaría aclarar que me referiría a “confiar” en que “se puede” así como también “confiar” en que “no se podrá.”

Creo que todos tenemos autoconfianza, solo que para ciertos aspectos. A mí de pequeña no me avergonzaba nada, y tiene sentido, porque así son los niños. No les importa nada, no les importa encajar (en su mayoría, ya que hay veces en las que sí, y si los excluyen, les afecta muchísimo), pero conforme uno crece, empieza a pensar que lo que los demás piensen de uno es lo que define tu lugar en la sociedad y por eso se esmeran tanto en impresionar a los demás antes que a uno mismo.

Yo tengo pánico escénico (que de pequeña no tenía), pero no es porque me importe lo que los demás piensen de mí. En realidad, por un lado, me parece una ridiculez hacer las cosas por los demás; porque a los demás les agrade y no porque a ti te gusta o te parezca de cierta forma, porque, bueno, al final todos terminaremos igual. Todos nos vamos a morir y nada importará. Así que, ¿por qué perder el tiempo preocupándote por el qué dirán?

Sin embargo, por otro lado, la vida misma te obliga a querer encajar. A crear “autoconfianza” en base a lo que digan los demás porque si eres tú mismo, muchas veces se te cierran algunas puertas. Y es verdad, se te abren otras, como “la libertad y satisfacción de ser tú mismo”, que no encuentras en “la presión de querer satisfacer a los demás,” pero si hablamos de asuntos de encontrar trabajo o “ganarte la vida”, aquí es donde la “autoconfianza” se transforma en “querer satisfacer a los demás para sentirte incluido y tomado en cuenta,” porque al final, la mayoría es la que tiene razón. Hay gente que lo hace (seguir a los demás) porque les gusta, eso no hay que descartarlo. Pero hay otros que lo hacen porque no tienen otra opción. Y si tienen otra opción, no funciona.

No funciona decir lo que piensas. No funciona hacer lo que quieres. No funciona hacer cambios que a ti te gustaría que hubiera. No funciona ser tú mismo. No obstante, ¿qué es “funciona”? Si tomo el “funcionar” de manera que haga referencia a la subsistencia diaria o al ser escuchado, muchas veces, esa autoconfianza que tienes para hacer las cosas como las piensas, te hundirá. En cambio, si tomo esa palabra refiriéndome a sentirte cómodo contigo mismo, sí “funcionaría.”

A mí no me gusta ser el centro de atención, por eso tengo pánico escénico. No me gusta que me escuchen. En realidad, lo odio. Me gusta estar sola y pasar desapercibida, pero día a día, debo pasar por todo lo contrario. No me importa lo que los demás piensen de mí, pero no tengo autoconfianza, y eso era lo que me gustaría aclarar.

La autoconfianza no siempre es “que no me importe lo que los demás piensen de mí,” porque en muchas ocasiones, la única persona que no está ahí para ti, eres tú.

Y eso me pasa a mí. Yo no creo en que sirvo para algo; no me gusta pensar que puedo hacer algo. Si termino teniendo éxito, bueno, pues; genial, supongo. A pesar de eso, siempre soy yo misma. Incluso cuando no lo soy. Parte de mí es a veces ocultar mi identidad para manipular a las personas. Sonará malvado, pero muchas veces es necesario. Creo que mi autoconfianza tiene aspectos tanto positivos como negativos; aunque no me gusta decir eso, porque para mí no existe ni el ‘bien’ ni el ‘mal’. Digo lo que pienso y no me importan los demás. Pero me creo incapaz de realizar algo “relevante” para el mundo y siento que este lugar no es para mí. Es porque no considero que el ser humano sea capaz de hacer nada a parte de destruir. Para mí, ser humana es mi límite y por eso no confío en mí.

No confío en la humanidad.